Cuatro Disparos

Solo se escuchaban las sirenas en las calles, no había pasado ni media hora de los 4 disparos consecutivos, tal vez sicarios por convicción, tal vez traficantes o drogadictos disputándose el polvo mágico, un encuentro entre el ente ejecutor y el o los ejecutados, se decía que Colombia era desgraciada por el olor a sangre, que era insoportable  En las calles ya nadie estaba seguro, que mas da pensar que aquí estamos igual o tal vez peor, escuché decir éso; una cosa tenemos en común, las armas, la sangre y las sirenas q no cesan de sonar, víctimas inocentes o culpables, éso ya es decreto divino si es que la divinidad se ocupa de ésa clase de ignominias que no hacen mas que cortarnos la respiración cada que escuchamos una historia mas de una vida menos...¡Y que ganas de mancharnos de sangre las manos, de probar la justicia por mano propia y hacerla valer, ésa que ya no existe en nuestras aceras, de la cual ésta tierra no ha tenido ni un sorbo real de su sabor, y creernos amos y dueños del destino aunque sea por unos segundos sin pensar en caer pieza por pieza al anochecer!... Asi pasan los días, noticieros, voceros de los diarios impresos gritando a todo pulmón y con un toque de sarcasmo amarillista la desdicha por los litros de sangre derramada pues saben que asi venderán su pan caliente.